“Cada uno de nosotros es responsable ante todos, por todos y por todo.”
F. Dostoievski
Formamos parte de una sociedad que parece legitimar, y hasta celebrar, la no participación y la pasividad hacia la transformación de la realidad, pues, para el trabajo sucio hay que ensuciarse las manos. Es evidente: desde el momento en que un grupo de personas emprende una actividad de militancia social-política u ofrece su tiempo ad honorem por una causa que trasciende sus intereses personales está adoptando implícitamente al público como su juez. La lógica reinante pareciera establecer que el voluntariado es solo una alternativa, una opción para algunos inquietos sin vocación para el lucro. Sin embargo, lo que convierte a un acto como lucrativo es justamente la existencia de ese otro acto que no lo es. Esto provoca que cualquier actividad que tienda a desnaturalizar las leyes del mercado pueda ser interpretada, por algunos, como una reivindicación de valores morales y, por algunos otros, como un acto cargado de demagogia que ataca directamente la lógica de dicho mercado boicoteando las causas nobles de sus participantes.
Quizá resulte conveniente invertir un poco los roles, trasladarnos voluntariamente desde el sofá televisivo hasta el banquillo donde pueda ser juzgada la abulia.
Sembrar momentos en que todos los miembros de la sociedad nos consideremos realmente socios resulta indispensable. ¿Socios en qué? Principalmente socios, testigos y hasta cómplices también de las peores injusticias y atrocidades con las que convivimos a diario. Puede ser el punto de partida que nos coloque como participantes tanto en las ganancias como en las pérdidas de una sociedad no anónima, con nombre, con el nombre de Todos.
Considerando que algunos malintencionados se sintieron capaces de modificar hasta el pasado, otros tenemos el deber de imaginar un cambio en el presente, ni hablar del futuro…
Esto en Quijotada se sabe, y haciéndolo una práctica cotidiana no solo demuestra que se sabe, también demuestra que se siente.
Nadie dijo que fuera sencillo… Juan Carlos Baglietto nos orienta por donde podemos empezar: “La lucha es de igual a igual contra uno mismo, y eso es ganarla”.
Formamos parte de una sociedad que parece legitimar, y hasta celebrar, la no participación y la pasividad hacia la transformación de la realidad, pues, para el trabajo sucio hay que ensuciarse las manos. Es evidente: desde el momento en que un grupo de personas emprende una actividad de militancia social-política u ofrece su tiempo ad honorem por una causa que trasciende sus intereses personales está adoptando implícitamente al público como su juez. La lógica reinante pareciera establecer que el voluntariado es solo una alternativa, una opción para algunos inquietos sin vocación para el lucro. Sin embargo, lo que convierte a un acto como lucrativo es justamente la existencia de ese otro acto que no lo es. Esto provoca que cualquier actividad que tienda a desnaturalizar las leyes del mercado pueda ser interpretada, por algunos, como una reivindicación de valores morales y, por algunos otros, como un acto cargado de demagogia que ataca directamente la lógica de dicho mercado boicoteando las causas nobles de sus participantes.
Quizá resulte conveniente invertir un poco los roles, trasladarnos voluntariamente desde el sofá televisivo hasta el banquillo donde pueda ser juzgada la abulia.
Sembrar momentos en que todos los miembros de la sociedad nos consideremos realmente socios resulta indispensable. ¿Socios en qué? Principalmente socios, testigos y hasta cómplices también de las peores injusticias y atrocidades con las que convivimos a diario. Puede ser el punto de partida que nos coloque como participantes tanto en las ganancias como en las pérdidas de una sociedad no anónima, con nombre, con el nombre de Todos.
Considerando que algunos malintencionados se sintieron capaces de modificar hasta el pasado, otros tenemos el deber de imaginar un cambio en el presente, ni hablar del futuro…
Esto en Quijotada se sabe, y haciéndolo una práctica cotidiana no solo demuestra que se sabe, también demuestra que se siente.
Nadie dijo que fuera sencillo… Juan Carlos Baglietto nos orienta por donde podemos empezar: “La lucha es de igual a igual contra uno mismo, y eso es ganarla”.
9 comentarios:
Comparto absoluitamente todo lo que dicen.
Néstor Catagno
La revista está muy buena. Los felicito. Difícil entender todo lo que logran en una actividad asi, gratuita y hecha "a puro pulmón". Los felicito. Ojalá huibiese muchas Quijotadas, en lugar de tanto churo....
Adelante!!!!!!!!!!!!!
No se detengan nunca!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Felicito a Quijotada por su revista. Es excelente.
Felicitaciones.
Que bueno todo, todo lo que hacen. Y que bien habla de Uds. el hecho de que no se queden pegados con gente que no tiene buena reputación. Creí que los habían charlado pero veo que no es así, aunque sí los habían enrroscado un poquito, pero se dieron bien cuenta y a tiempo. Habla bien de Uds que se separen de gente que no tiene buen prontuario. Yo he sido parte de la Escuelita Especial y se lo que les digo. Lamentablemente no puedo dar mi nombre pero soy una/o de las/os tantas/os que sabemos muchas cosas acá en nuestro pueblo. Hicieron muy bien en irse, no tenían los mejores contactos. Pero vuelvan por el lado de la Municipalidad tienen que volver, no con particulares. Nada más que eso les puedo decir. Vivir acá es bravo, está la mafia de los poderosos y la mafia de los caraduras..
XX P del M
Extraordinario.
Me saco el sombrero ante Quijotada.
Dante Menéndez
Cuando podemos verlos? queremos ver esas obras magníficas que siempre nos brindan.
Mecha.
Que linda que está la Revista.
Muy pero muy buena la revista.
Juan H.
Publicar un comentario