"El arte no es un espejo en el que nos contemplamos, sino un destino en el que nos realizamos."
Octavio Paz
Abundan las declaraciones de que el arte, y en particular el teatro, pueden transformar la sociedad. En una época de globalización descarnada, genocidio y destrucción medioambiental, en una época donde el individuo mastica la sordidez de una existencia aislada y rota que intenta aplacar con materialismo, el argumento de que el teatro puede cambiar al mundo se vuelve más y más dudoso, por no decir risible.
Quizás el problema esté en una cuestión de enfoque. Es cierto que el teatro no va a ser nunca un caballo de Troya que se infiltre en el sistema neoliberal y lo derrote, o una fuerza que construya un paraíso de equidad y justicia. Tal pensar no es realista, ni tampoco es ésa la función del arte. Pero en una época en la que nuestra supervivencia como especie en el planeta se ve amenazada como nunca antes, tenemos la obligación de analizar de qué manera el teatro puede ayudarnos a superar este desafío.
Pensemos en el teatro comunitario, definido como teatro no profesional hecho por miembros de una comunidad para otros miembros de esa comunidad, generalmente tratando asuntos y temáticas que afectan a dicha colectividad. Hay tres puntos, dos de ellos importantes, el último excepcionalmente trascendental, que pueden ayudar al esbozo de una respuesta a la problemática arriba planteada.
Primero, el teatro comunitario genera cultura. La cultura, que no es sino un vehículo de códigos y estrategias que permiten y reproducen la continuidad de la comunidad, es en este caso dislocada del sistema de producción comercial o académica y se transmite en un marco lúdico y de placer.
Se reivindican así culturas aplastadas en procesos colonizadores o identidades expulsadas a los márgenes sociales. Se generan en muchos casos contraculturas, o culturas subversivas. Estas culturas “alternativas” recuperan o producen modos de saber y de comportamiento (conocimiento) que pueden ser aplicados en el trabajo de imaginar una nueva realidad.
En segundo lugar, el teatro comunitario produce participación, que a su vez produce comunidad, logro nada deleznable en una época caracterizada por la apatía y la desgana. En muchas ocasiones, el teatro comunitario ofrece un espacio donde individuos a los que el sistema les niega participación pueden tomar parte de tales procesos y reconocerse a si mismos en los problemas de los otros integrantes.
También se dan con frecuencia casos de fuerte interacción entre miembros de diferentes generaciones desde una posición de igualdad y paridad. Así el niño que “es muy joven para opinar” y el anciano que “es muy viejo para saber lo que dice” pueden romper las limitaciones sociales que se les imponen y trabajar juntos.
Es en el proceso de participación cuando los integrantes de una compañía de teatro comunitario cambian el esquema horizontal de delegación por el de creación colectiva, lo cual lleva a un desarrollo de la responsabilidad del individuo para con el grupo, que no es sino una actualización del proceso político a menor escala. Así el teatro comunitario no sólo completa el derecho de todos al arte, sino a participar en la política.
El filósofo francés Gilles Deleuze decía que “Crear no es arte. Es resistir.” El teatro comunitario permite esa resistencia no sólo contra un sistema económico, de pensar, etc., sino una resistencia a la inercia y las rémoras sociales dentro de nosotros mismos.
Esta reflexión desemboca en el último punto: el teatro comunitario transforma al individuo, lo cambia en lo más interno de su ser de forma irrevocable. El proceso de meterse dentro de un personaje, de enfrentar al Otro y tratarlo de entender, lleva al desarrollo de la empatía. El ejercicio de comprender las circunstancias y problemáticas del Otro puede ser aplicado en la vida real. Podemos intentar meternos en la piel del inmigrante o del marginado. De esta empatía nace la compasión, la tolerancia y la indignación ante ciertas realidades sociales. Sólo con estos tres elementos pude sostenerse la acción social.
El teatro comunitario nos activa, nos inspira, nos educa, nos da poder. El teatro comunitario nos hace ciudadanos más responsables y comprometidos. Esto es importante si reflexionamos un momento sobre el epitafio de Milton Hawethorn, arzobispo anglicano, que ofrece la que puede ser la más lúcida de las teorías sobre el verdadero cambio social:
“Quise cambiar el mundo y tras mucho intentarlo fracasé.
Después quise cambiar mi país pero fue imposible.
Volví mis deseos reformistas a mi comunidad pero fallé.
En los últimos años de mi vida me centré en cambiar a mi familia
pero fracasé de nuevo.
Intenté por último cambiarme a mí mismo, para ya era muy tarde.
Descubrí que si me hubiera cambiado a mí mismo primero,
quizás hubiera inspirado y dado ejemplo a mis familiares,
quienes a su vez hubieran cambiado irremediablemente la comunidad.
Una nueva comunidad podría haber cambiado a un país,
y un país quizás al mundo.”
Esta teoría del cambio social se basa en el motivo de círculos concéntricos, donde el cambio se origina desde un pequeño círculo y se extiende hacia afuera, como las ondas que se forman en el agua al arrojar una piedra. El teatro comunitario ha demostrado que puede ser esa piedra, ese destino como dice Octavio Paz, donde nos realizamos.
Héctor Pascual Álvarez, pasante español de QUIJOTADA.
Octavio Paz
Abundan las declaraciones de que el arte, y en particular el teatro, pueden transformar la sociedad. En una época de globalización descarnada, genocidio y destrucción medioambiental, en una época donde el individuo mastica la sordidez de una existencia aislada y rota que intenta aplacar con materialismo, el argumento de que el teatro puede cambiar al mundo se vuelve más y más dudoso, por no decir risible.
Quizás el problema esté en una cuestión de enfoque. Es cierto que el teatro no va a ser nunca un caballo de Troya que se infiltre en el sistema neoliberal y lo derrote, o una fuerza que construya un paraíso de equidad y justicia. Tal pensar no es realista, ni tampoco es ésa la función del arte. Pero en una época en la que nuestra supervivencia como especie en el planeta se ve amenazada como nunca antes, tenemos la obligación de analizar de qué manera el teatro puede ayudarnos a superar este desafío.
Pensemos en el teatro comunitario, definido como teatro no profesional hecho por miembros de una comunidad para otros miembros de esa comunidad, generalmente tratando asuntos y temáticas que afectan a dicha colectividad. Hay tres puntos, dos de ellos importantes, el último excepcionalmente trascendental, que pueden ayudar al esbozo de una respuesta a la problemática arriba planteada.
Primero, el teatro comunitario genera cultura. La cultura, que no es sino un vehículo de códigos y estrategias que permiten y reproducen la continuidad de la comunidad, es en este caso dislocada del sistema de producción comercial o académica y se transmite en un marco lúdico y de placer.
Se reivindican así culturas aplastadas en procesos colonizadores o identidades expulsadas a los márgenes sociales. Se generan en muchos casos contraculturas, o culturas subversivas. Estas culturas “alternativas” recuperan o producen modos de saber y de comportamiento (conocimiento) que pueden ser aplicados en el trabajo de imaginar una nueva realidad.
En segundo lugar, el teatro comunitario produce participación, que a su vez produce comunidad, logro nada deleznable en una época caracterizada por la apatía y la desgana. En muchas ocasiones, el teatro comunitario ofrece un espacio donde individuos a los que el sistema les niega participación pueden tomar parte de tales procesos y reconocerse a si mismos en los problemas de los otros integrantes.
También se dan con frecuencia casos de fuerte interacción entre miembros de diferentes generaciones desde una posición de igualdad y paridad. Así el niño que “es muy joven para opinar” y el anciano que “es muy viejo para saber lo que dice” pueden romper las limitaciones sociales que se les imponen y trabajar juntos.
Es en el proceso de participación cuando los integrantes de una compañía de teatro comunitario cambian el esquema horizontal de delegación por el de creación colectiva, lo cual lleva a un desarrollo de la responsabilidad del individuo para con el grupo, que no es sino una actualización del proceso político a menor escala. Así el teatro comunitario no sólo completa el derecho de todos al arte, sino a participar en la política.
El filósofo francés Gilles Deleuze decía que “Crear no es arte. Es resistir.” El teatro comunitario permite esa resistencia no sólo contra un sistema económico, de pensar, etc., sino una resistencia a la inercia y las rémoras sociales dentro de nosotros mismos.
Esta reflexión desemboca en el último punto: el teatro comunitario transforma al individuo, lo cambia en lo más interno de su ser de forma irrevocable. El proceso de meterse dentro de un personaje, de enfrentar al Otro y tratarlo de entender, lleva al desarrollo de la empatía. El ejercicio de comprender las circunstancias y problemáticas del Otro puede ser aplicado en la vida real. Podemos intentar meternos en la piel del inmigrante o del marginado. De esta empatía nace la compasión, la tolerancia y la indignación ante ciertas realidades sociales. Sólo con estos tres elementos pude sostenerse la acción social.
El teatro comunitario nos activa, nos inspira, nos educa, nos da poder. El teatro comunitario nos hace ciudadanos más responsables y comprometidos. Esto es importante si reflexionamos un momento sobre el epitafio de Milton Hawethorn, arzobispo anglicano, que ofrece la que puede ser la más lúcida de las teorías sobre el verdadero cambio social:
“Quise cambiar el mundo y tras mucho intentarlo fracasé.
Después quise cambiar mi país pero fue imposible.
Volví mis deseos reformistas a mi comunidad pero fallé.
En los últimos años de mi vida me centré en cambiar a mi familia
pero fracasé de nuevo.
Intenté por último cambiarme a mí mismo, para ya era muy tarde.
Descubrí que si me hubiera cambiado a mí mismo primero,
quizás hubiera inspirado y dado ejemplo a mis familiares,
quienes a su vez hubieran cambiado irremediablemente la comunidad.
Una nueva comunidad podría haber cambiado a un país,
y un país quizás al mundo.”
Esta teoría del cambio social se basa en el motivo de círculos concéntricos, donde el cambio se origina desde un pequeño círculo y se extiende hacia afuera, como las ondas que se forman en el agua al arrojar una piedra. El teatro comunitario ha demostrado que puede ser esa piedra, ese destino como dice Octavio Paz, donde nos realizamos.
Héctor Pascual Álvarez, pasante español de QUIJOTADA.
Nota originalmente publicada en la 2ª edición de QUIJOTADA, La Revista.
41 comentarios:
Excelente nota. Yo estoy realmente ávido por conocer vuestro marco conceptual. Y lo voy logrando, los escuché en el Teatro Verdi y me maravilló la Psicóloga expositora. Que manejo teórico el demostrado.
Y esta nota verdaderamente es de primerísimo nivel.
Es claro que los logros no son casuales.
Federica G.
La imágenes hablan por sí solas.
Felicitaciones.
Raquel P.
Que buen trabajo hacen. El teatro es excelente. La revista un lujo. Pero su trabajo lo supera todo.
ADELANTE!!!!!!!!!! Continúen sorprendiéndonos. Y conteniendo a nuestros chicos.
Mabel Allassia
Coincido en un todo con la nota.
Esteba Echeverría
Me parece muy bien cuando dice. "Crear no es arte, es resistir".
Comparto totalmente vuestras ideas.
Néstor.
Que nivel teórico demuestran siempre. Se ve que no hay improvisaciones a ningún nivel.
Mercedes Rizzi
Un gran abrazo a nuestro amigo y maestro HÉCTOR PASCUAL ALVAREZ, gracias por "sembrar". Susana. (de Quijotada).
FELICITO POR EL NIVEL ACADÉMICO Y PRÁCTICO DEMOSTRADO.-
FEDERICO A.
CONSIDERO DE EXCELENCIA A QUIJOTADA.
MANUEL B.
Felicitaciones pur vuestra participación en el Seminario de Literatura e Infancias en Riesgo.
Norma
Que maravilla todo lo que hacen. Cuanto trabajo,.
Matilde U.
ADMIRABLE LABOR.
NELSON V.
Soy docente y se del trabajo comunitario. Felicitaciones. Son maravillosos quijotes.
Lidia H.
Magnífico trabajo. Ademirable de verdad.
Teresa Blasco
Los sigo desde siempre cada vez están mejores lo que han crecido
Susana Gagliardi
Felicitaciones. Son unos maestros.
Daniel S.
Hermoso lo que nos ofrecieron en Salsipuedes.
E. Rizzi
Las ultimas presentaciones han sido en verdad superiores a todo. Felicitaciones al Sr. Castoldi por este blog que crece día a día acompañando tan vertiginoso ritmo.
Noemí Sparza
Felicito al todo el equipo, a los chicos (impresionantes) y al Sr. castoldi. El blog es excelente de verdad.
Nahuel C.
QUIJOTADA quiere agradecer a todos los que reconocen su labor y salvar el error respecto a expositora en seminario NO ES PSICOLOGA. muchas gracias.
Viviana N. Maestra QUIJOTADA-
FELICITACIONES. SON GENIALES.
MAURI
Mi agradecimiento y felicitaciones a las chicas del taller de maquillaje que trabajaron tan bien y a todos los chicos que pacientemente se dejaron maquillar para los personajes de "El Ratón Pérez" en Salcipuedes. Gracias a Stella que hizo los bocetos, y a todos por su afecto y calidez. Hasta el sábado.Susana de Quijotada.
Todo lo que he visto de QUIJOTADA es sencillamente excelente.
Javier Lencina
Últimas presentaciones. INSUPERABLES!!!!
Maria Rosa (la mamá de Euge)
cuando hacen obra? cuando los podemos ver?
flia García
No hacen más la revista¿? Tan linda que era.
Walter S.
Los felicito por el nivel de visitas de este Blog.
ateo Segovia desde Entre Ríos.
(Lo visito siempre)
Muy interesante la nota del sobre el teatro. felicito a todos.
Sergio Heredia, y soy de Córdoba capital y estudio teatro.
Sorprendente todo el contenido del blog. Adelante !!! desde Rosario de Sta. Fe, Néstor Paez.
ESPERAMOS SABER TODA MI FAMILIA CUANDO HACEN OTRA PRESENTACIÓN.
EMANUEL RANTICA
Feklicito al equipo Quijotada.
re copado el blog. los re felicito por el caudal de visitas. impresionante no hay blog´s así.
Felicito al creador de este blog. es excelente env erdad.
Nicolas Cepeda (Arroyito)
Creo que, a mi, esas ondas como una brisa fresca golpearon mi ventana. Y, tengo que decir que, es una maravilla lo que estais haciendo, esta semilla que estais sembrando romperá en bellas flores haciendo todos los dias un acercamiento a la inteligente primavera.
Un abrazo para todos.
Vuestro proyecto es maravilloso. Pude conocerlo en ocación de seminario sobre Literatura e Infancias en crisis. Excelente exposición.
Felicito.
María de los Ángeles Peirano.
Admirable trabajo.
Mabel L.
Para todos los que se interesan:GRACIAS Y QUEREMOS CONTARLES QUE LA PRÓXIMA PRESENTACIÓN ES EN JULIO. pARA EL SEGUNDO SÁBADO DE JULIO SE VIENE EL GRAN ESTRENO DEL AÑO.
"LAS MIL Y UNA NOCHES"
Una obra para soñar con el amor, atravasado por las distintas culturas. El occidente cristiano y el mundo Musulman se enfrentan...el amor puede más.
LOS ESPERAMOS A TODOS CON ELENCO Y VESTUARIO RENOVADOS COMO YA ABEN LOS QUE NOS SIGUEN QUE CADA ACTUACIÓN ES UN VERDADERO ESTRENO.
LAS QUIJOTAS.-
EXCELENTE TODO LO QUE HACEN.
Muy buen trabajo realizan. Los comentarios son más que alentadores. Así que continúen creciendo. Que nada los aparte de semejante senda.
Rogelio Aranda. (Cataluña España)
Destaco la dimención Social de Quijotadas, más allá de su excelencia artística.
Yo los apoyo de alma.
Ana M.
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