¿POR QUÉ SE DICE QUE EL DESAFÍO DE HOY EN LA EDUCACIÓN ES LA DIGNIDAD?

La educadora Paula Perazolo reflexiona en esta nota sobre la falta de dignidad que hace del valor de la educación un sin sentido para determinados grupos sociales.

La pobreza urbana actual es denigrante. Es miseria social porque no contempla la dignidad del educando. Peor, el sector social que más la necesita es refractario a este valor.
Todo lo que se hace en pos de ella, como por ejemplo la educación, se transforma en un sin sentido: porque lleva tiempo, porque es una inversión a largo plazo y porque no soluciona aquí y ahora, la falta de hambre y de otras cosas materiales.

Lo que dice Marx
¿Alguien se acuerda del concepto de lumpen?.Categoría marxista acuñada a principios del siglo XX, que dio explicación a los desclasados, a aquellos que no se reconocían como grupo social en lucha. Los que para el sistema son el excedente, lo que sobra...
Marx decía que el obrero, el proletario, al ser conciente de que “vendía” su fuerza de trabajo al patrón, pasaba de ser una “clase en sí, para ser una clase para sí”.
Es decir, sabía que el otro ganaba, por eso se organizaba, se pensaba como un grupo en tensión, con necesidades que quería superar.
En la actualidad, hay sectores sociales tan degradados que no pueden reconocerse ni luchar. Son los nuevos lúmpenes. Los sectores de poder, lo saben. Pero ellos son funcionales a sus campañas y promesas electorales.

La peor lucha de los educadores
Es la peor lucha a la que se enfrentan los educadores. A la falta de dignidad. Cuando se plantea una salida, desde la educación, que dignifique, que contenga una infancia plena y una adolescencia sana y pensante, alejada de la irresponsabilidad, estos sectores no pueden apropiarse ni sostener estos espacios.
Son objeto de destrucción de la escuela, que es el espacio pensado para darles "poder" y ese mundo deslumbrante y de transformación intersubjetivo termina empobreciéndose también. Y allí vuelven a ganar - como decía Marx- “la servidumbre temporaria, inconsistente y el empobrecimiento del alma”.
No se debe perder esta lucha ni por abandono, ni por error ni por omisión. No la enfrentan los que deben ni los que pueden desde el poder. Pero a muchos educadores les interesa, por que el grupo que no se piensa como comunidad, no tiene armas para enfrentar la injusticia.

Paula Perazolo

Nota originalmente publicada en "QUIJOTADA, La Revista", Edición Nº 1.